Hoy, desde ADeNfermero y desde el alma de cada proyecto que nace del cuidado, queremos rendir homenaje a un hombre que fue más que un profesor, más que un conferenciante inaugural, más que un referente cultural: Eleuterio Gandía Hernández, “Lute”, fue y será siempre un corazón que amaba la transformación.

Tuvimos el honor de contar con él en uno de los momentos más significativos para nuestra comunidad: la apertura del I Congreso aDN, celebrado en plena pandemia, al aire libre, como acto de resistencia y esperanza. Allí, Lute alzó su palabra como si sembrara memoria, con esa voz suya profunda, generosa, tejida de historia, de sociología, de amor por su tierra y por su gente.

Aún recordamos con emoción el abrazo que nos dimos tras su intervención. Ese abrazo —capturado en una imagen que hoy duele y reconforta— fue mucho más que un gesto: fue un acto de agradecimiento mutuo, de respeto, de reconocimiento entre quienes creen en el poder transformador de la palabra, de los cuidados, de la cultura viva.
Desde aquel primer encuentro surgieron muchas conversaciones, muchas complicidades silenciosas. Lute fue de esas personas con las que uno no necesita hablar mucho para sentirse acompañado. Siempre dispuesto, siempre atento, siempre sembrando conocimiento sin alardes.
Nos enseñaste —sin decirlo— que escribir la historia local también es una forma de cuidar. Que las raíces no son para quedarse quietos, sino para nutrir el vuelo. Que los congresos, los libros, las aulas o las comparsas son espacios donde la humanidad puede celebrarse y curarse.

Hoy, toda la comunidad que conforma ADeNfermero y Cuidar.RED se abraza a tu recuerdo con ternura y gratitud. Nos sumamos a tu viaje, sabiendo que algo tuyo permanece en cada rincón de Villena, en cada palabra sembrada en nuestros proyectos, en cada gesto de quienes, como tú, creen en la fuerza del compromiso, la belleza del conocimiento y la dignidad de lo sencillo.
Gracias, Lute.
Gracias por tanto.
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